Los que más vemos, aves aparte, son estas ovejas rechonchas (si fueran más altas se las llevaría el viento), que están por todas partes, en los montes más perdidos y lejos de cualquier ser humano. Incluido las cartas de los restaurantes, donde siempre hay cordero, y muchas veces sólo cordero como carne. En jamón semicurado, en filete, la cabeza al completo ojos incluidos… pero nada de paletillas a la castellana, lástima…
Siempre están en grupos minúsculos de dos o tres como mucho, no en rebaños, y su comportamiento parece más parecido a las cabras. Hasta parecen un poco listas y todo… Eso sí, cruzan las carreteras cuando quieren, y a veces se quedan…
El siguiente mamífero tras el cordero que más abunda es el caballo islandés. Hay miles, sueltos en las praderas o en cualquier granja. Son bajos, con patas fuertes y unas grandes melenas. Muy amigables. Por lo visto, tienen un paso más que el resto de caballos, entre trote y galope, ideal para la montaña.
Los cisnes. Nos sorprende verlos por estas latitudes, en zonas abiertas e inhóspitas y en el mar. La imagen que tenemos es la de parques urbanos, pero aquí hay muchos y no se acercan para que les des pan…
Aves a miles, y de gran variedad. Muchos patos, gaviotas varias, alcas, eiders (los de las plumas de los edredones) y muchas más que por nuestro vasto desconocimiento ornitológico no logramos identificar ni escindir de los tipos anteriores. Y frailecillos, nuestra asignatura pendiente, de momento…
Focas. Sí, hemos visto alguna asomando la cabeza o haciendo una cabriola. En las zonas más inaccesibles y en algunas pequeñas islas parece que hay bastantes, aunque no hemos visto colonias enteras.
Y los que no hemos visto, renos, zorros árticos y los dichosos frailecillos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario