Más de 40.000 columnas de basalto de origen volcánico forman un manto que es difícil no imaginar como obra del hombre. Sin embargo, una erupción hace millones de años y la erosión correspondiente son los únicos responsables de este paraje que ha inspirado multitud de leyendas.
La más conocida, la del gigante que la construyó para poder llegar a Escocia a luchar con otro gigante enemigo.
Más formaciones basálticas jalonan los acantilados. Y son precisamente éstos los que conforman un paisaje tan magnífico como la propia "calzada".
Simplemente precioso.
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