sábado, 22 de agosto de 2009

Islandia, primeras impresiones



Nuestras primeras impresiones de Islandia están siendo muy buenas. Sin duda el sol que más o menos nos acompaña ayuda, aunque el frío y el viento son intensos. Pero la sensación de estar en un lugar realmente diferente y magnífico es constante.

La ausencia de árboles, las grandes planicies entre volcanes y glaciares son sus largas carreteras propician una constante contemplación de paisajes amplísimos, de permanente panorámica. Además, la pureza del aire y la luz amplifican esta sensación.

Aunque a riesgo de estar condicionado por lo que lees previamente, es cierto que notas la presencia de una tierra todavía en formación, como una especie de ilustración de libro de geología para niños, donde todo se explica casi sólo con mirar alrededor: allí al fondo el enorme glaciar de hielo que cae en vertiginosas cascadas y rápidos y caudalosos ríos acumulando sedimentos en su camino hacia el mar, formando la llanura costera por la que discurre la única carretera del país practicable todo el año (salvo erupciones volcánicas, terremotos o inundaciones, muy frecuentes en todos los casos). Allí unos cuantos volcanes, que en su erupción han creado las montañas que son ellos mismos, más todas las miríadas de rocas y los campos de lava que nos rodean.

Playas de arena negra, acantilados majestuosos, desiertos de lava, praderas verdes inmensas salpicadas de caballos y pequeños corderos/carneros…

Por fortuna las carreteras son mejores (sobre todo por lo rectas) de lo que esperábamos. Nuestras primeras incursiones por pistas de grava han sido satisfactorias, aunque nos alegramos de haber modificado el recorrido inicial que incluía una etapa de más de cien kilómetros por una de ellas. Nuestras vértebras nos los agradecen… Aunque la subida de esta tarde a una montaña cercana a Vik ha rozado el límite de la inclinación máxima…

La comida también satisfactoria. Variedad y calidad en el pescado, más barato que la carne, y un omnipresente cordero hacen que nos vayamos manejando. Quizás alguna hamburguesa de más para los gourmets del equipo…

En fin, que cuando vas conduciendo quieres parar a cada paso a contemplar el paisaje, y cuando te paras quieres seguir para ver que te depara el próximo valle, el siguiente recodo del camino…

(El vendaval que se oye fuera debe estar dejando la conexión un poco perjudicada, no consigo cargar fotos de manera correcta, incluida la de esta entrada, mañana trataré de arreglarlo)

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