Saliendo de la anterior, al final de Hope Street se levanta la imponente mole de la Catedral Anglicana. Sin información previa es fácil ganar una apuesta. ¿Cuál es más moderna, la circular “corona de espinas” que dejamos atrás o la sólida construcción gótica que se impone en el horizonte? Pues en efecto, la apuesta es fácil de ganar porque aunque no lo parezca, el edificio gótico es en realidad neogótico, finalizado en 1978.
Sus dimensiones son impresionantes. El espacio interior también lo es, como lo son sus vidrieras y la torre de más de cien metros. Vale la pena subir a esta última, tras dos ascensores y un centenar de escalones para contemplar toda la ciudad, la desembocadura del Mersey y al fondo, las montañas de Gales.
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