Ya nos vamos de Escocia. El trayecto Inverness - Sheffield, sobre los 700 kilómetros, es durillo. Sobre todo porque hay tramos muy largos al principio por carreteras tortuosas, y las innumerables obras hacen del resto en autopista un camino menos ágil de lo esperado.
Así que paramos antes de lo previsto, aún en la región de las Borders, en el pequeño pueblo histórico de West Linton. Emplazado en la ruta tradicional entre Inglaterra y Escocia, hoy en día queda lejos de las rutas principales, y su tranqulidad es total.
Encontramos una nueva "tea room", a las que nos hemos aficionado porque al mediodía tienen un horario más amplio, y aunque su carta no es muy amplia, siempre contamos con alguna buena y consistente "sopa del día", habitualmente cremas de verduras, y sandwiches para los paladares más exigentes del grupo...
En este caso, la tea room ocupa el pequeño edificio de la aduana antigua, y la estampa de los parroquianos habituales (más bien parroquianas) nos parecía estar asistiendo a una representación de una comedia de época.
Una última mirada a Escocia, a quien agradecemos que haya dejado la incesante tromba de agua para el último día, y camino de Inglaterra. Nos hemos dejado un montón de cosas en el tintero, pero ya las iremos añadiendo con más calma, aunque sea dentro de unas semanas.
Por cierto, que desde este comercio multiusos, más o menos la tienda del pueblo, salió una tarjeta postal que dejamos un miércoles a las dos de la tarde y que llegó a su destino en Madrid un viernes a las doce. Aún no podemos creerlo...
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