martes, 25 de agosto de 2009

Thingvellir. Entre dos continentes



Pero a la importancia histórica hay que añadir un escenario natural esplendoroso. Sin duda lo más llamativo es que por este lugar pasa la falla que divide las placas continentales americana y euroasiática. Esta falla divide a Islandia de norte a sur, y es la causante de su existencia, pues en ella se desarrollan enormes fuerzas telúricas que han originado el vulcanismo generador de la plataforma insular.

Esta placa se separa unos centímetros cada año, de modo que cada mil años Europa y América están unos cinco metros más lejos. Algún día dentro de miles de años esta separación hará que Islandia se divida en al menos dos mitades separadas por el mar.





Por supuesto, esta falla tiene kilómetros de profundidad, pero en la superficie es posible apreciar esta grieta que se separa lentamente. En cierto modo, y desde luego desde el punto de vista geológico, tocar una de sus paredes y caminar hasta la otra en dos segundos es viajar de Europa a América sin cruzar ningún océano.



El entorno, aparte de esta notable curiosidad, es idílico, con grandes lagos y verdes praderas, cerca de las tierras altas, con el imponente volcán Hekla guardando el lugar con su silueta recortada.

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