domingo, 9 de agosto de 2009

La costa norte del Ulster







La carretera que traza la costa del Ulster se pega al mar sin descanso. Los nueve espléndidos y solitarios Glens (valles) de Antrim, hogar de tantas aventuras mitológicas y tradiciones, obligan a serpentear, subir, bajar, constantemente.

Un verde intenso, prados llenos de vacas o rebaños de ovejas. Islotes casi al alcance de la mano, o de un poco de valor para cruzar el puente de cuerda...

Un paisaje de cuento de nomos o hobbits. Sin emargo, impresionan las banderas del Reino Unido y del Ulster (ninguna de "signo contrario") en muchas casas y a lo largo de las travesías, en una zona tradicionalmente de origen católico. Eso de que cada casa esté marcada por acción u omisión como de un bando o de otro no es muy tranquilizador, que digamos...

Termina nuestra escapada relámpago a Irlanda del Norte. Ayer nos acostábamos en Inglaterra, hoy amanecimos en Irlanda del Norte y acabamos durmiendo en Escocia, después de otra travesía de un par de horas en barco.

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