martes, 25 de agosto de 2009

Krafla



Este nombre agrupa diversas manifestaciones volcánicas de gran actividad reciente. Se trata de un área en activo a día de hoy. La última erupción considerable tuvo lugar en 1984, pero a día de hoy la actividad sigue siendo notable.



La entrada al área está marcada por una gran central geotermal, que con sus tuberías a lo largo de un montaña cercana aprovecha el calor del subsuelo para la generación de energía. Éste procedimiento se utiliza en varios centros del país, siendo lo suficientemente rentable como para abastecer a toda la población e incluso ofrecer energía gratuita a empresas extranjeras para que se afinquen aquí.



Recorremos el perímetro de un cráter de fisura repleto de charchas sulfurosas y hendiduras humeantes. Los cráteres de fisura no son el típico cono volcánico que todos tenemos en mente con la palabra “volcán”, sino como su nombre indica, aberturas longitudinales que abarcan decenas de kilómetros en este caso. Su fuerza destructiva es aún mayor, dado que la lava emerge a menor altura y tiene que recorrer menos distancia para abarcar el área colindante.








En el camino podemos observar los restos de las diferentes erupciones, unas más antiguas, colonizadas por una tímida vegetación, otras más recientes, enfriadas pero aún desnudas, y la más reciente de 1984, negra y aún caliente…





Las traicioneras grietas en el terreno tienen su peligro. Hay que andar con ojo… Se forman porque la roca sólida es más densa que la lava semilíquida. Al enfriarse, se compacta, y lógicamente se agrieta.

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