sábado, 15 de agosto de 2009

Perth

Entramos en Perth con la noticia del nacimiento de nuestro sobrino y primo Javier, así que como además llovía a cántaros, tampoco le dedicamos más atenciones a esta ciudad, constreñida entre dos magníficos parques y rodeada de suaves colinas.







La iglesia de San Juan, desde la que John Knox lanzó sus más incendiarios sermones, con vidrieras notables del XIX y XX, un animado centro peatonal y el teatro municipal, que tras una fachada poco prometedora alberga un laberinto de cafés con una buena parte de la sociedad local aposentada en sus salones.

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